F.C.- En tema de inmigración este Consejo ha aportado pocas novedades. Si piensas que hace más de diez años que el sur de Europa empezó a pedir ayuda a la Unión Europea para resolver la cuestión de la acogida de inmigrantes, entonces hay que reconocer que no se ha avanzado mucho.
J.M.A. - Efectivamente, en las conclusiones de la reunión extraordinaria del Consejo Europeo no ha habido grandes avances al respecto.
F.C.- El tema es de los más espinosos porque toca la fibra sensible de algunos sectores de población a los que les cuesta digerir la presencia de extranjeros en su territorio, aun cuando hay que reconocer que podría ser por lo menos útil.
J.M.A.- Es muy complejo, tiene implicaciones políticas, económicas, sociales y culturales que cada Estado Miembro aborda de distinta manera. Por eso es difícil alcanzar acuerdos. Hay millones de personas esperando su oportunidad para rebasar las puertas de la UE; eso debería ayudar a avanzar en esta materia. Los progresos son muy lentos porque requieren de mucho tiempo y esfuerzo, y en este momento las prioridades de la UE son otras.
F.C.- Cabe decir que a lo largo de los años han cambiado algunas cosas. El flujo migratorio es más constante y consistente a causa de los regímenes políticos represivos en algunos países de Asia y África; las rutas de viaje son muchas, por tierra y por mar; los traficantes saben poner dos caras, una como interlocutores institucionales cuando hablan con Europa, otra como opresores cuando se dirigen a los centros en donde encierran a los migrantes; los países de la UE no logran ponerse de acuerdo para dar una respuesta única: ¿acoger o rechazar?, y eso propicia cierta dispersión de fondos, de ideas y de soluciones.
J.M.A.- Sin duda es una materia que requiere una normativa común efectiva, un tratamiento europeo. Las decisiones individuales de los Estados Miembros son limitadas, a veces contradictorias, y casi siempre buscan no tener gran coste político respecto a ciertos sectores de la población. En algunas ocasiones los asuntos migratorios son manipulados por algunos líderes para obtener réditos electorales defendiendo políticas proteccionistas y nacionalistas, con la excusa de proteger valores culturales...
F.C.- Por eso digo que en este Consejo se ha decidido poca cosa y nada nuevo. Conviene leer el documento final para no quedarse en los titulares de prensa. Son solo quince páginas de las cuales cuatro y media están dedicadas a este asunto. En síntesis, invita a realizar lo que ya se ha dicho y repetido durante años: medidas para reforzar el control de las fronteras, cooperar con terceros países y hacer todo lo posible para evitar las migraciones irregulares. Parecería que la idea de fondo no es sino seguir levantando las murallas de la fortaleza Europa.
J.M.A.- También creo que es importante distinguir entre migrantes económicos y sociales y refugiados políticos, pues su tratamiento es muy diferente. En este Consejo Europeo no se ha abordado convenientemente esta distinción.
F.C.- Tengo la impresión de que los valores que fundaron la Europa unida tras dos terribles guerras ahora están siendo puestos a prueba, como si no viésemos todos los días en directo lo que ocurre en cualquier parte de mundo cuando los nacionalismos quieren dictar las leyes.
J.M.A.- Ya, pero aquí estamos hablando solo de las últimas decisiones del Consejo Europeo, o sea, de los líderes políticos de los Estados Miembros. Si hiciéramos un análisis más completo habría que incorporar también las posiciones del Parlamento Europeo y de la Comisión Europea, pues su papel, sobre todo el del Parlamento, será muy relevante en los futuros avances normativos y decisiones en esta materia.
F.C.- Hay una breve nota en el documento final que aborda la cuestión del salvamento en el mar. Dice: La UE «reconoce las especificidades de las fronteras marítimas, en particular por lo que respecta a la protección de las vidas humanas, y subraya la necesidad de una cooperación reforzada en materia de actividades de búsqueda y salvamento y, en tal contexto, toma nota del relanzamiento del Grupo de Contacto Europeo sobre búsqueda y salvamento». Quiero ver cómo reaccionan los distintos gobiernos ante esta recomendación.
J.M.A.- Habrá que verlo, sí, porque afecta a vidas humanas. Hemos abierto un melón que nos deja más preguntas que respuestas. Quizás dejemos a los lectores con incógnitas inquietantes, pero también es una invitación a no olvidarse de toda esa gente que está llamando a la puerta de nuestra casa europea; la respuesta institucional dependerá, en gran medida, del papel que juegue la sociedad civil europea, de la que todos formamos parte.