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Correspondencia



Economía de Comunión desde Bolivia / Libertad religiosa / Para nosotros, los jóvenes
Economía de Comunión desde Bolivia Os escribo desde Santa Cruz de la Sierra, en la zona oriental y tropical de Bolivia. Aquí empezó el día 16 un encuentro internacional sobre Economía de Comunión en el que participaron más de sesenta personas. Había representantes de Argentina, Chile, Ecuador, España, México, Paraguay y Perú, y también contamos con la presencia de Luigino Bruni, que pudo llegar a pesar de las dificultades con su vuelo. Para empezar, una jornada abierta a la que acudieron más de 100 personas interesadas en el tema. Fue la oportunidad de introducir la Economía de Comunión en este país a través de las experiencias de algunos empresarios. Y luego, un panel de expertos que ilustraron los puntos de vista sobre la relevancia actual de la EdC. Lucas Cerviño Libertad religiosa La libertad religiosa y los problemas que suscita no son sólo cosa nuestra. Hace unos días asistí a una mesa redonda, organizada por la asociación Ayuda a la Iglesia Necesitada (AIN), en la que figuraban como ponentes el obispo paquistaní Andrew Francis, un país donde los católicos sufren marginación social y en ocasiones persecución, y el que fuera rector del Pontificio Instituto de Estudios Árabes e Islámicos de Roma, Justo Lacunza. La verdad es que me resultó interesante saber que hay gente, como la de esta asociación, que maneja documentación fidedigna sobre las limitaciones que se producen en distintos países (más de treinta) en cuanto al derecho a la libertad religiosa, que es uno de los que contempla la Declaración Universal de los Derechos Humanos. Y al mismo tiempo me resultó doloroso comprobar cuántos millones de personas siguen sufriendo vejaciones a causa de sus creencias. Ante ese panorama, he de reconocer que, cuando nos quejamos aquí por algo que nos suena a persecución religiosa, como el asunto de los crucifijos en los ámbitos públicos, en realidad estamos parapetándonos detrás de la barrera antes de que salga el toro. No está mal prevenir, pero demos gracias a Dios porque gozamos de un derecho que otros no pueden ejercer. J. F. Para nosotros, los jóvenes La verdad es que no hay palabras para expresar lo que hemos sentido en estos días. No soy especialmente forofo del fútbol, pero no por ello he dejado de animar a la roja desde el primer partido (aquel fiasco ante Suiza) y ha sido realmente impresionante ver y sentir el calor de la gente. Es como una sensación de unidad que no había sentido nunca en la calle, como algo bueno que la gente compartía. Para nosotros, las generaciones que hemos nacido con la democracia, es muy importante perder el miedo a la bandera y sobre todo sentir que formamos parte de un gran país, al que tenemos mucho que ofrecer y por el que merece la pena luchar. Y no lo digo con espíritu nacionalista ni paternalista, sino con la ilusión de ver que las cosas buenas nos unen y nos tienen que hacer fuertes para los momentos menos buenos. España finalmente ganó el mundial (¡y lo vimos y vivimos!), y todo lo que hemos sentido ya forma parte de nosotros para siempre. Miguel Bringas



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