...Córdoba, especialmente en primavera, pasea por las estrechas calles de la Judería. Entra sin prisa en la Mezquita Catedral y sumérgete en su bosque de columnas. Contempla el bello mihrab y la belleza de la Catedral, embutida en el espacio islámico.
A la salida, y antes de llegar a la Sinagoga, te espera paciente la imagen de Maimónides. De camino a la Axerquía, haz una paradita en las tabernas típicas. Si pides un “medio”, te llenan el catavinos de fino hasta que casi rebosa. En el casco antiguo, las iglesias fernandinas: San Lorenzo, La Magdalena, Santa Marina, San Pedro… y muy cerquita la Plaza de la Corredera. En sus bares encontrarás el típico salmorejo y la tortilla de patatas.
Visita los patios del Palacio de Viana, repletos de flores, y al Cristo de los Faroles, inspiración de la obra de Julio Romero de Torres conservada en el museo que lleva su nombre. Junto a él, el Museo de Bellas Artes, en el antiguo Hospital de la Caridad.
A la caída de la tarde, por el paseo de la ribera, bordeando el Guadalquivir, puedes contemplar de nuevo la ciudad, la que fue capital del califato y admirada por el resto del mundo.