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MEDICINA

Rafael Arellano

Apneas nocturnas
Hay un porcentaje significativo de niños que roncan (entre el 7 y el 8 por ciento). El aire, al pasar a través de la nariz o de la boca, encuentra la vía parcialmente obstruida y entonces se produce el ronquido. Simplificando mucho las cosas, podríamos decir que, en la inmensa mayoría de los casos, las causas de esta obstrucción se encuentran en la excesiva producción de mucosidad por parte de la mucosa nasal o en la inflamación e hipertrofia de las adenoides o también de las amígdalas. El exceso de peso puede contribuir a empeorar la situación, ya sea porque la grasa que se acumula alrededor del cuello estrecha las vías respiratorias durante el sueño, o bien porque la grasa abdominal disminuye la movilidad del diafragma y, por consiguiente, la eficacia de la respiración. A menudo, cuando el paso del aire se ve obstaculizado, al hecho de roncar se suma el fenómeno de la apnea nocturna, es decir, un corte momentáneo de la respiración, que tras unos segundos vuelve a ser normal. Cuando las apneas se producen frecuentemente, la cantidad de oxígeno en la sangre disminuye y aumenta la de anhídrido carbónico. Las apneas verdaderas y repetidas pueden tener una repercusión negativa tanto en el aparato cardiovascular como en toda la vida del niño: duerme mal por las noches, se despierta, se hace pis en la cama sin darse cuenta, tiende a ser agresivo y a estar de mal humor por la mañana, etc. La valoración del grado de obstrucción rino-faríngea se lleva a cabo mediante un procedimiento relativamente sencillo, la rinofibroscopia, que consiste en introducir en la nariz una pequeña sonda que permite ver la cavidad nasal y las adenoides. La extirpación de las adenoides o de las amígdalas está indicada cuando la prueba confirma una hipertrofia adenoidea o tonsilar considerable, unida al dato clínico de que el niño ronca y sufre crisis serias de apnea incluso cuando no está resfriado. Sin embargo, aunque se discute qué terapias y qué fármacos son más eficaces, antes de llegar a la operación casi siempre está indicado que se prueben tratamientos dirigidos a mantener la nariz libre y descongestionada, a combatir posibles alergias concomitantes y a aumentar y estimular las defensas inmunitarias, a la vez que se preste atención a sencillos factores ambientales, como pueden ser: evitar que los niños permanezcan en habitaciones donde se esté fumando, que la temperatura dentro de la casa no sea demasiado alta (19º o 20º) y que la humedad en el aire sea adecuada. Quisiera insistir en el tema del exceso de peso, tanto de los niños como de los adultos. La obesidad es un factor importante a la hora de determinar el problema de la apnea. No se debe dar por descontado que es normal que un adulto ronque, sobre todo si éste no duerme bien y se despierta con la sensación de no haber descansado. En estos casos, conviene someterse a una prueba sencilla, la polisomnografía, que podría aportar grandes beneficios tanto al adulto que sufre este problema como a su cónyuge.



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