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Agón. La competición en la antigua Grecia

Clara Arahuetes

Agón. La competición en la antigua Grecia Barcelona CaixaForum Hasta el 18 de febrero de 2018


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Para instituciones como La Caixa y el British Museum la cultura es un elemento de diálogo e integración social. Con esa perspectiva han organizado ya de forma conjunta dos exposiciones: Los pilares de Europa, que ponía de relieve los cimientos de la cultura europea, y La competición en la antigua Grecia, dedicada a la cultura grecolatina. Las siguientes tendrán como objetivo el mundo egipcio y el lujo en la antigüedad.

 

En griego antiguo «agón» era el término que describía el concepto de «rivalidad honesta», caracterizada por la determinación de competir en el terreno físico, intelectual, político o artístico, y no solo en la guerra. En las artes se manifestaba con certámenes de música, teatro, escultura y pintura. Con ello pretendían alcanzar la excelencia a través de un perfecto equilibrio entre la mente y el cuerpo. 
 
La historia griega está repleta de episodios célebres de héroes, atletas y guerreros que se contaban en relatos épicos como los de Homero, a través de escenas pintadas en la cerámica o en las esculturas honorificas de las plazas y los santuarios.
 
La exposición «Agón. La competición en la antigua Grecia» es una oportunidad única de contemplar una selección de obras maestras del British Museum. Vemos grandes estatuas, pequeñas figuras, sellos exquisitamente grabados, joyas, monedas, cerámicas pintadas y algunos fragmentos del Mausoleo de Halicarnaso, que se presentan por primera vez fuera de Londres.
 
La muestra se organiza en distintos ámbitos e inicia con «Niké, la diosa de la victoria», que unía el reino de los dioses con el mundo de los mortales. A continuación, «El juego en la infancia» (los niños practicaban juegos en los que se fomentaba la competitividad, como las tabas, los dados y las canicas). Pero sin duda, las «Competiciones deportivas» representan uno de los legados más conocidos de Grecia. Se llevaban a cabo tanto en tiempos de paz como de guerra y en este caso se detenían los combates para permitir que se celebraran. 
 
En los Juegos Panhelénicos, que se celebraban en Olimpia, Delfos, Istmia y Nemea, participaban los mejores atletas y los ganadores eran considerados como héroes. Las pruebas más famosas tenían lugar cada cuatro años en Olimpia y se celebraron durante más de mil años desde el 776 a. C. La tradición de los Juegos Olímpicos fue retomada en 1896.
 
Gran parte de lo que sabemos del atletismo en la antigua Grecia proviene de las escenas pintadas en la cerámica ateniense de los siglos IV al I a. C., que se decoraba con la técnica de las figuras negras y las figuras rojas. Realizada en Atenas, se exportaron por todo el Mediterráneo y la región del Mar Negro. También se exponen varias esculturas de atletas, como Diadumeno, el que se ciñe la diadema. Policleto realizó esta obra en bronce y aunque no se conserva, la podemos ver en distintas versiones en mármol de época romana.
 
En «Las competiciones teatrales y musicales» participaron dramaturgos griegos como Esquilo, Eurípides, Sófocles y Aristófanes. En las villas romanas se han encontrado relieves de tema teatral, como Máscara cómica y trágica. 
 
En el apartado dedicado a «La guerra: el enfrentamiento supremo» vemos que las escenas de batallas son habituales en el arte griego, muestra de que los  griegos vivieron constantes luchas. 
 
La parte final de la exposición se dedica a la «Rivalidad social en la vida cotidiana y en la muerte». En Grecia los cementerios estaban situados en el camino principal que conducía a la ciudad para garantizar su visibilidad. Uno de los monumentos funerarios más relevantes fue la tumba del rey Mausolo (377-353 a. C.) en Halicarnaso.
 
Este gobernante persa admiraba la cultura griega y concibió su tumba para que se viese desde lejos. Por sus grandes dimensiones y por la calidad de sus esculturas y relieves, el Mausoleo de Halicarnaso está entre las siete maravillas del mundo antiguo y ha dado lugar al término «mausoleo». Aquí se expone el Bloque de un friso con una batalla entre griegos y amazonas, Guerreros griego y persa y León guardián, que además de ser un símbolo de protección, también aludía a la riqueza y el poder de la realeza.




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