El 27 de mayo pasado se celebró el Día Nacional del Celíaco, una enfermedad que afecta a 450.000 españoles, aunque solo un 10% está diagnosticado.
La celiaquía es la enfermedad inflamatoria intestinal crónica más frecuente. Pero lejos de lo que se cree, no es una intolerancia al gluten, es decir, a la mezcla de proteínas presentes en la harina de trigo y otros cereales como el centeno, la cebada, la avena o sus variedades híbridas o almidones. La celiaquía es una alergia alimentaria permanente, que genera una respuesta autoinmune contra la mucosa del intestino delgado impidiéndole absorber nutrientes, y solo se cura dejando de ingerir gluten.
La respuesta es sí. «Puede desarrollarse a cualquier edad, en personas con riesgo genético a padecerla y que consumen gluten. Es conocido que la enfermedad no surge únicamente por la exposición al gluten y proteínas afines, sino a través de una combinación de factores, entre los que se incluye la predisposición genética. Quien tiene un pariente cercano celíaco (padre, madre, hijo, hija) tiene una probabilidad de 1 entre 10 de serlo», afirma la doctora Isabel Polanco, Catedrática de Pediatría de la Universidad Autónoma de Madrid. Además, si se es mujer, aumentan las probabilidades ya que la sufren dos por cada hombre. Es el caso de Concepción Jiménez, de Motril, a quien se lo detectaron a sus 73 años, después de sufrir diarreas y dolor de estómago en la juventud y, sobre todo, tras la menopausia.
Hablamos de una enfermedad que padecerán más de 1 de cada 100 recién nacidos a lo largo de su vida. Desde la Federación de Asociaciones Celíacos de España (FACE), Luján Soler, gerente y nutricionista, recuerda la importancia de buscar un especialista en caso de duda: «Es clave detectarlo a tiempo porque lo que se haya podido dañar en huesos u otras partes del organismo no se puede reparar. Si hay un familiar diagnosticado y el especialista no lo ha recomendado, es muy importante que padres, hijos, hermanos se hagan las pruebas».
Según explica la Dra. Polanco, los síntomas digestivos y/o extradigestivos pueden ser muy variados. En los bebés es fácil detectarlo con la introducción del gluten en la dieta. Los síntomas más frecuentes son diarrea crónica, vientre abombado, vómitos, falta de apetito, irritabilidad y cansancio, pérdida de peso y retraso del crecimiento.
En el caso de adolescentes y adultos resulta más complicado ya que puede no haber síntomas digestivos. Anemia, talla baja y retraso de la menstruación son algunos síntomas en la pubertad. Y en adultos, anemia, molestias abdominales, dolores óseos y articulares, infertilidad o abortos.
«En la celiaquía el organismo produce dos tipos de anticuerpos que afectan a una enzima que produce el intestino delgado: la inmunoglobulina A (IgA) y la inmunoglobulina (IgG). Su medición en la sangre es lo más frecuente para detectarla. Este análisis de sangre, junto con la historia clínica y la biopsia intestinal son necesarios para confirmar el diagnóstico. La provocación con gluten solo se realiza si existen dudas», explica la doctora en su libro Vivir bien sin gluten (Ed. Salsa Books, 2014).
Un dato importante: el análisis de sangre lo puede solicitar el médico de Atención Primaria.
La única solución para la persona celíaca es llevar una dieta libre de gluten. Algo cada vez más sencillo, según Luján Soler, «porque hay varias marcas con productos específicos: pasta, pizza, pan sin gluten, y porque la industria va cambiando alimentos para que sean aptos para todos». Pero los celíacos todavía tienen que andarse con mil ojos, porque el 80% de los productos manufacturados pueden contener gluten, como postres lácteos, flanes, productos cárnicos o embutidos. En FACE hacen una lista oficial con marcas de productos seguros.
Pero los productos sin gluten siguen siendo mucho más caros. Según el estudio de Precios 2015 de FACE, para una familia de cuatro miembros con al menos un celíaco, la cesta de la compra se encarece un 288,5%, es decir, 1.468,72€ anuales más. En algunas ocasiones, productos tan básicos como pasta, galletas, harina… cuestan hasta diez veces más.
Desde FACE se ha pedido al Gobierno y a los partidos políticos que se baje el IVA de los alimentos sin gluten o que, como en otros países europeos, los celíacos reciban ayudas económicas. En la plataforma change.org, una madre ha iniciado una campaña que ya ha recogido más de 370.000 firmas.
Actualmente hay una moda que consiste en hacer dieta libre de gluten no siendo celíacos. Pero Luján Soler considera esta práctica contraproducente. «La base de la pirámide nutricional son los cereales. Un celíaco tiene de por sí muy reducida esa base, pero es necesario cubrir las necesidades nutricionales de hidratos de carbono. Suprimir los cereales no es sano, ni recomendable”.
Comer o no gluten no es una cuestión de modas, sino de salud. Y si es celíaco o conoce a alguien cercano, no pierda la esperanza. Según la Dra. Polanco, basándose en las investigaciones actuales, hay motivos para el optimismo.
Productos |
Sin gluten €/Kg |
Con gluten €/Kg |
Diferencia % |
Cereales Corn Flakes |
7,87 |
3,53 |
223,32 |
Galletas María |
7,79 |
1,93 |
404,04 |
Croquetas |
12,18 |
2,78 |
438,75 |
Pan de barra |
9,48 |
2,11 |
448,47 |
Macarrones |
4,84 |
1,18 |
411,45 |
Jamón cocido |
8,34 |
7,85 |
106,28 |
Helado sandwich nata |
9,27 |
2,57 |
361,19 |
Fuente: Informe de Precios 2015 FACE (celiacos.org)