Es un deber reflexionar sobre la Europa que somos y la que podríamos ser. Lo es permanentemente, pero se vuelve apremiante el 9 de mayo, fecha en que se ha fijado la fundación de la Unión Europea. Honestamente, ¿podemos seguir hablando de una sola Europa, cuando está dividida por al menos una grieta que parece insanable?, ¿es posible avanzar hacia una Europa unida en la diversidad o habrá que esperar a las nuevas generaciones?, ¿pesa más el pesimismo o las señales de esperanza? Hemos recogido reflexiones del este y del oeste del continente, interlocutores activos en la primera línea.