Amanece. El sol se asoma entre las montañas revelando su colorido, la riqueza de tonos y matices del paisaje lebrijense. Las mujeres, despiertas mucho antes del alba para cocinar los alimentos de toda la familia y dejar listas las tareas del hogar, se disponen para el encuentro. Algunas salen en moto, mientras que otras caminan por los senderos hasta la parada de los buses o hasta la vía principal. Llevan la mochila cargada de semillas y alimentos para compartir, y el corazón alegre y expectante ante la certeza del abrazo. Algunas van acompañadas de sus hijos o nietos pequeños, otras se van juntando de a dos o tres en el camino. Ninguna llega sola. Ninguna llega con las manos vacías. Todas nos vamos con un aprendizaje, con un recuerdo para atesorar. Todas nos vamos con alguna semilla en el bolsillo y otra en el corazón. 

Al llegar, se van disponiendo en el centro del espacio los frutos de la tierra que cada una va ubicando con cuidado, conformando un gran mandala. Al dibujo central se van sumando flores y hojas de los jardines circundantes, creando una composición llena de belleza y mística que refleja la abundancia y diversidad del territorio, de la cultura campesina. Son las mujeres de la Asociación Municipal de Mujeres Campesinas de Lebrija, AMMUCALE, quienes llevan más de 26 años resistiendo desde la juntanza y el tejido comunitario, contribuyendo al fortalecimiento de los procesos productivos de las campesinas del municipio, con un enfoque agroecológico, de defensa del territorio y salvaguardia de la memoria viva de los saberes y las prácticas del campo. Estas mujeres son nuestra inspiración y quienes guían nuestra misión.

Pensando en ellas, en sus sueños y potencialidades, así como en las principales problemáticas que las aquejan como mujeres, como comunidad y como asociación, en marzo de 2021 formamos un equipo de trabajo interdisciplinar llamado Semilleros de Cuidado para la Vida, con el fin de contribuir al bienestar de las asociadas y sus familias, así como al relevo generacional, involucrando también a los jóvenes de la comunidad en los procesos. Con este grupo, compuesto por hijas de las mujeres de AMMUCALE y profesionales externas, empezamos a diseñar un proyecto orientado al cuidado: Semilleros de Cuidado para la Mujer Campesina. El objetivo principal del proyecto está en fomentar una vida libre de violencia contra la mujer, creando espacios de diálogo y vivencia que contribuyeran a ampliar la conciencia acerca del cuidado, a nivel individual y colectivo, cultivando en ellas narrativas y prácticas que les permitan sentirse valoradas y empoderadas en su autonomía y el ejercicio de sus derechos.

Pusimos en marcha cinco nodos de cuidado comunitario en cinco lugares de Lebrija mediante un proceso pedagógico que consistía en tres encuentros. El primero se llamó La Palabreada, la palabra que teje, y fue profundamente revelador. Nos propusimos acuerdos de cuidado que permitieran sentar las bases para tejer reflexiones profundas, honestas e íntimas entre nosotras, reconociendo lo que nos une como mujeres campesinas, buscando nombrarnos desde nuestro ser más auténtico y reconocernos en nuestra vulnerabilidad compartida. Desde el respeto nos dispusimos a escuchar de manera empática y libre de juicios el relato de las compañeras, permitiendo así que aflorara la sabiduría colectiva gracias a la juntanza, al encuentro de la diversidad de voces, historias y anhelos que mueven nuestra existencia.