Dos largos años de pandemia obligaron a posponer el encuentro previsto para marzo de 2020. Entonces el mundo se detuvo, pero los jóvenes no lo hicieron. Siguieron en contacto, realizaron cientos de encuentros por Zoom, organizaron webinars y cursos on line. Trabajaron en la elaboración de propuestas y proyectos. Ahora ha estallado una nueva guerra, esta vez en Europa, y la crisis ambiental ha empeorado, pero ellos siguen creyendo y esperando, en medio de muchas dificultades personales y colectivas. Y sus abrazos lo decían todo... y es que para muchos no ha sido fácil llegar hasta Asís.

Son conscientes de la urgencia de cambiar la economía y la necesidad de hacerlo juntos. Sus historias de esperanza y lucha concreta los respaldan. Serena, italiana ella, ha descubierto su vocación como «economista de Francisco» y ha decidido doctorarse para servir a los más pobres «con el rigor de la mente».  Henri Totin, de Benin, junto con la asociación Javev ha convertido el problema de la proliferación del togblé (jacinto de agua) en un recurso económico para los campesinos del valle de Ouémé. El argentino Facundo Pascutto es promotor del proyecto Cien Asís, que surgió a raíz de la convocatoria del Papa para crear espacios de encuentro y formación entre miembros de distintos sectores. Lilly Ralyn Satidtanasarn, de Tailandia, a sus 14 años ya cuenta con una larga historia de activismo en favor del medio ambiente. Maryam, una joven afgana activista por los derechos de las mujeres,  consiguió escapar de los talibanes gracias a la red de contactos de la Economía de Francisco. Mateusz Ciasnocha, un agricultor polaco,  junto con otros jóvenes han creado el proyecto Farm of Francesco para gestionar granjas conjugando agricultura y justicia. El italiano Andrea, que cumple condena en la cárcel, a través del trabajo está recuperando la dignidad y un futuro diferente. 

Aunque no tienen todas las respuestas, estos jóvenes han asumido un compromiso personal fuerte y concreto por cambiar la economía y la ecología, donde se concentran los principales retos de nuestro tiempo. Recuerdan las palabras de Martin Luther King: «Si me dijeran que mañana se acaba el mundo, hoy plantaría un árbol». «Nosotros somos el árbol que tú has plantado, un árbol que crece mientras un bosque cae», le han dicho al Papa.

Los lugares también hablan. Asís les inspira, sobre todo en la parte del programa dedicada al diálogo «de tú a tú con Francisco» en los lugares por donde anduvo aquel joven que nació rico y se hizo pobre para buscar bienes más grandes y duraderos, que se sintió hermano y no señor de la naturaleza y de las criaturas. En el programa no hubo liturgias ni oraciones colectivas, pero en el ambiente se palpaba una espiritualidad profunda que supera los confines entre creyentes y no creyentes o entre las distintas religiones.