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Cuando el campo protesta

Paco Toro

Con larga experiencia en agricultura, Paco Toro fundó una empresa que ofrece asesoramiento técnico y soluciones fitosanitarias y de nutrición a los agricultores de Jaén, Granada, Córdoba y Ciudad Real.


Estamos inmersos en una sociedad urbanita, que normalmente está poco informada de la evolución del sector primario, ni se interesa mucho por el tema, aunque estemos hablando de alimentación. Creo que no somos conscientes de la crisis alimentaria, pero el asunto es muy importante. Es nuestra comida.
No es la primera vez en la historia de la humanidad que ocurre una crisis alimentaria, pero nunca pensamos que pueda llegar a nosotros. Mejor dicho, pensamos que pasa en el tercer mundo y lo vemos muy lejos. Solo que ahora corremos el riesgo de que nos llegue también a nosotros, y ya ha empezado a llegar. Detenernos un poco en la historia reciente nos puede ayudar a entenderlo mejor.
Al terminar la segunda guerra mundial, Europa se vio ante una gran falta de alimentos  y una fuerte dependencia del exterior. Este factor, entre otros, motivó que Alcide De Gasperi, Robert Schuman y Konrad Adenauer promovieran la unión de los países para juntos afrontar mejor los problemas comunes. Así se llegó a consolidar en 1957 la primera Comunidad Económica Europea, integrada por Alemania, Bélgica, Francia, Holanda, Italia y Luxemburgo. La  cuestión agrícola se analizo en profundidad, porque era vital, y se tomó la decisión de potenciarla para no tener que depender tanto de terceros países. Dado que la agricultura de aquella Europa era minifundista, no podía competir con países con menores costes de producción, y además se corría el riesgo de que el campo se quedara despoblado y desaparecieran pequeños pueblos agrícolas. De modo que la decisión de subvencionar generosamente el campo tuvo efectos espectaculares: de ser países muy deficitarios en alimentación a ser exportadores. En solo veinte años se triplicó la producción agrícola, ya que el agricultor recibía una subvención según la producción conseguida, lo cual era un estímulo muy fuerte.
Esta política agraria duro varios años más, pero poco a poco fue cambiando, las subvenciones se iban reduciendo, pasando de ser por producción a recibir una cantidad fija según el numero de hectáreas cultivadas. Con esta nueva política disminuyó cada vez más el estímulo a la producción y también iban disminuyendo las ayudas a los agricultores. La falta de producción se corregía con la importación de productos alimenticios, cada vez mayor, que además eran más baratos ya que procedían de países con mano de obra muy barata. Esta evolución de los hechos condujo a una bajada precios, lo cual obligó a los agricultores a ir reduciendo sus gastos y lógicamente también disminuyó mucho la producción. Y así hemos llegado de nuevo a tener una dependencia alimentaria importante del exterior en el momento actual.

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