Un mundo unido… Parece un objetivo inalcanzable. Todos los días vemos divisiones de todo tipo que cada vez son más profundas y generan violencia. Nos olvidamos de los pobres y los marginados se ven obligados a vivir en condiciones deplorables. Surgen muros, se derrumban puentes… Esa es la realidad que nos rodea, un mundo que no parece tener ninguna posibilidad de unidad. Sin embargo…

Cada día, en todo el mundo, hay millones de jóvenes que se niegan a aceptar esta realidad. En medio de un conflicto, una división o un odio dejan a un lado sus dudas sobre el mundo unido y optan por edificarlo con su actividad. La necesidad de actuar concretamente va en aumento, así como el deseo de los jóvenes por satisfacer tal necesidad poniendo manos a la obra. Y para ello hay programas de voluntariado que ofrece a esos jóvenes la posibilidad de ponerse al servicio de los demás allí donde es necesario. Uno de esos programas es Milonga.

El programa Milonga surgió a partir del deseo de los jóvenes por ser ciudadanos activos, al servicio de quienes pasan necesidades y para dar respuesta a los problemas sociales que afrontan. En cuanto programa internacional de voluntariado, en los hechos permite estrechar lazos fraternos de tipo intercultural. Colabora con organizaciones sin ánimo de lucro en países de todo el mundo, dando a los jóvenes la posibilidad de ser útiles en aquellas comunidades donde su talentos sean más provechosos. Y es que ya sea que se trata de una escuela, un centro comunitario, un campo de refugiados u otro lugar, el programa permite a los jóvenes dar lo mejor de sí mismos. A cambio, ellos se llevan un notable enriquecimiento personal y cultural, pues la unidad se construye precisamente así, mediante el amor recíproco.

Un joven voluntario no se va a otro lugar para hacerse héroe ni salvar el país. Va a vivir y crecer junto con la comunidad en la que presta su servicio. Y para favorecer esta dimensión, se aloja con una familia de la comunidad y tiene el apoyo de su mentor, antes, durante y después de la experiencia, con el fin de ayudar al crecimiento de los propios voluntarios en cuanto personas globales y ciudadanos socialmente activos. A medida que los voluntarios van entrando en su grupo y sienten su apoyo, las barreras van cayendo, las divisiones se diluyen y así, poco a poco, va creciendo el mundo unido.