Las compras por internet son cada día más usuales. No solo de productos materiales, sino también de servicios de transportes, alquiler de alojamiento o vehículos, guías y excursiones, viajes combinados, etc. Normalmente todo sale bien hasta que alguna vez… sale mal.
Y es entonces, en estas ocasiones en que surge algún problema, cuando nos damos cuenta de la gran diferencia que hay entre poder reclamar a empresas con oficinas en nuestro propio país o tener que hacerlo a compañías radicadas en un país extranjero. Precisamente por eso la legislación de la Unión Europea intenta que, cada vez más, haya un espacio económico unitario en el que la seguridad y garantía en nuestras compras y demás servicios contratados con empresas de cualquier país de la Unión sean las mismas y encontremos las menores dificultades prácticas para reclamar, aunque lo tengamos que hacer en otro país de la Unión Europea que no sea el nuestro.
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