Ante la cuestión de pedir dinero prestado a una entidad financiera, el mejor consejo que se puede ofrecer es: endeudarse lo menos posible. Si decidimos hacerlo, conviene tener claras algunas ideas básicas sobre las distintas clases de préstamos existentes y los intereses que se les aplican.

 

Sin duda alguna, el préstamo que menos interés paga es el hipotecario. Los trámites y gastos de constitución son superiores a los demás pero, si tenemos un inmueble en propiedad y necesitamos una cantidad de dinero que no sea mínima, normalmente nos convendrá hipotecarlo y obtener una financiación por la que, en la actualidad, nos cobrarán en general entre el 1% y el 3% de interés anual. En las hipotecas el plazo de devolución puede ser muy alto y el dinero prestado no tiene porqué dedicarse a comprar una casa, como a veces se piensa.