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¡Frágil!

Francesc Brunés


Era yo muy joven cuando tuve mi primer empleo. Actualmente se diría que aún era un niño. A finales de los años 60 era normal, para la mayoría de la población, empezar a trabajar con catorce añitos.

Sea como fuere, para subir a la oficina en la que trabajaba, tenía que pasar por el lugar donde se preparaban los paquetes para enviar las mercancías. Había un señor mayor –el padre del propietario– que cada tarde ayudaba en esta tarea. Yo, cuando pasaba repetidamente por allí, iba observando aquella actividad que me parecía bastante entretenida, excepto cuando el paquete era de grandes dimensiones o excesivamente pesado. Recuerdo que algunos paquetes llevaban adheridas unas cintas en las que ponía «FRÁGIL», y en otros «MUY FRÁGIL». Mi curiosidad hizo que un día le lanzase una pregunta a aquel señor mayor –se llamaba Federico y era de Navarra–, y él, con una sonrisa en los labios, me explicó que los paquetes a los que se les ponía esas cintas eran aquellos que contenían materiales que podían romperse con facilidad y, por tanto, era necesario tener cuidado al manipularlos.

Ahora, medio siglo después, me viene a la cabeza aquella anécdota y pienso que, si se tuviera que enviar a las personas dentro de cajas de cartón, sería necesario poner siempre la indicación de «frágil», o incluso «muy frágil». Ya éramos frágiles entonces, aunque la juventud y las supuestas certezas nos lo escondían. Ahora, la época en que vivimos y los años que han pasado me ponen de manifiesto la extrema fragilidad de los seres humanos. Aún más, la gran fragilidad del mundo en el que vivimos. Sí, porque no solo somos vulnerables a nivel personal, sino que también lo somos a escala social, colectiva.

Frágiles son las relaciones, los vínculos, los lazos que nos ponen en relación los unos con los otros y con nuestro entorno. Frágil es la naturaleza, que sufre en gran medida, cuando ve roto su equilibrio a causa de una acción humana soberbia y depredadora. Frágil es la convivencia, puesta a prueba constantemente y con intensidad creciente por la pluralidad y la diversidad. Frágiles son los sistemas, que se tambalean y amenazan con caer ante la acción devastadora de un virus invisible. Frágiles son las emociones, que estallan y se desequilibran ante los envites de la vida. Frágil es la salud, que a menudo huye sin previo aviso, golpeándonos con la enfermedad. Frágil es la ciencia y la técnica, impotentes para dar respuesta al hambre, la pobreza, las desigualdades y las injusticias que azotan a la humanidad. Frágil es la vida, que se nos escapa de las manos sin darnos cuenta. Frágil, muy frágil, he aquí la cinta adhesiva con la que habría que envolver todo el planeta.

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