Pequeños con necesidades especiales
Aiala tiene ocho años y juega en el balcón con su hermana de quince. Las risas llegan hasta el interior y contagian a su madre, Idoia Kastezubi. «Ver su complicidad está siendo súper bonito», explica desde San Sebastián. La pequeña Aiala tiene parálisis cerebral y justo antes de la cuarentena trabajaban cómo caminar. Desde su colegio de educación especial les llaman cada semana con rutinas para casa. También reciben pautas de movilidad y juegos del centro multidisciplinar de la asociación Pausoka Elkartea (paso a paso) formada por madres y padres de hijos/as con necesidades especiales. «No lo estoy llevando muy mal porque veo cosas súper bonitas en familia, pero la pequeña sí que necesita a sus profesores y a su gente», explica la madre.
Esta es la quinta semana de encierro. Lo máximo que aguantaron sin salir fueron ocho días, ahora salen cada cuatro unos 40 minutos. «Aún así, está apática, aburrida y no se quiere poner de pie. Ha estado con fiebre pero dio negativo en Covid-19. Ya se va recuperando y está más contenta. Lo vivimos con paciencia y adaptándonos», añade.
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