logoIntroduzca su email y recibirá un mensaje de recuperación de su contraseña






                    




articulo

Ante el dolor global

Ferdinando Garetto

Cuidados paliativos: hacerse cargo del «dolor global» en todas sus dimensiones.


Hay fechas que llegan marcadas, a veces solo por aparente y mera coincidencia. El año 1948 es uno de esos hitos determinantes en la historia, ya que tras el famoso proceso de Núremberg contra los cabecillas y colaboradores del nazismo surgió la Declaración Universal de los Derechos del Hombre. En ella la vida es reconocida como un bien irrenunciable y queda sancionado el derecho a recibir atención en caso de «enfermedad, invalidez, viudedad y vejez». También en 1948 se constituyó en Londres la Marie Curie Memorial Foundation, cuya finalidad es garantizar una asistencia altamente cualificada a domicilio a los enfermos terminales. Siempre en ese mismo año en el Reino Unido fue instituido el National Health Service, la primera organización con una visión universal del derecho a la salud. Contemporáneamente, en el Hospital Santo Tomás una joven enfermera, Cicely Saunders, conocía a David Tasma, un paciente con quien experimentaba una nueva modalidad asistencial. Al morir, David le dejó 500 esterlinas: «serán la primera ventana de tu casa». Pero pasaron diecinueve años antes de empezar a «construir la casa entorno a aquella ventana», es decir, el Hospicio San Cristóbal. Y fue ahí donde surgieron los cuidados paliativos modernos, en cuanto especialidad médica multidisciplinar, de formación e investigación, plenamente injertada en el sistema sanitario, y además una forma más humana de afrontar «globalmente» los aspectos físicos, psicológicos, sociales y espirituales de los pacientes terminales.


La trayectoria de los cuidados paliativos no ha sido nada fácil. Por mucho tiempo han sido considerados como una actividad filantrópica, en lugar de un deber de los sistemas sanitarios con respecto a los sujetos más frágiles. Un gran impulso a su desarrollo vino de mano de la Organización Mundial de la Salud (OMS), que regularmente emite informes sobre el avance de los cuidados paliativos, entendidos como un derecho universal. Un ejemplo, el Global Atlas of Palliative Care at the End of Life (mapa global de los cuidados paliativos al final de la vida).
En 2018, setenta años después de aquellos acontecimientos, han aparecido tres nuevos documentos sobre la necesidad de integrar los cuidados paliativos en los distintos ámbitos de la sanidad, así como en la edad pediátrica y en las crisis humanitarias. Quizás no parezca que haya relación inmediata entre lo espacios protegidos de un hospital (o de una asistencia domiciliaria) y las trágicas imágenes de esas gentes que huyen del hambre y la guerra, así como el drama de los que se quedan sin casa debido a la destrucción que provoca un desastre natural. Sin embargo, los cuidados paliativos tienen como objetivo, desde siempre, hacerse cargo del «dolor global» en todas sus dimensiones. Por tanto, a la hora de planificar, hay que considerar que son indispensables e insustituibles los recursos sanitarios y asistenciales que hay que activar en tales emergencias.   En los cuidados paliativos, médicos, enfermeras, psicólogos, asistentes sociales y espirituales son formados para trabajar en la «catástrofe personal y familiar» del final de la vida. Su preparación puede ser un apoyo sustancial en esas situaciones en que la primera emergencia es salvar la vida. Es decir, estamos hablando de cuidados paliativos como expresión completa del ponerse al servicio del primero y fundamental derecho humano: la vida. Se trata de una visión global que puede aumentar la supervivencia y el «re-nacimiento» de quien ha padecido  el sufrimiento más grande.

Leer más



Política protección de datos
Aviso legal
Mapa de la Web
Política de cookies
@2016 Editorial Ciudad Nueva. Todos los derechos reservados
facebook twitter instagram youtube
OTRAS REVISTAS
Ciutat Nuova