Me inquieta la palabra patria. En nuestro contexto sociopolítico suele tener demasiadas connotaciones, no siempre positivas en la convivencia social. Tratando de indagar en mi experiencia personal con una perspectiva racionalizadora y lo más objetiva posible, un primer paso sería compararla con el concepto de país, mi país, pues el concepto de patria casi siempre lleva aparejado el de pertenencia; o sea, mi patria, la madre patria.
Patria tiene significados asociados a mi grupo, mi filiación, siempre con una inevitable idealización (voluntaria, inducida u obligatoria) de cierta sacralización, como un valor supremo al que todo individuo debería someterse después de proyectarse e identificarse. Por supuesto, con grave riesgo de que el poder instrumentalice esa reverencia para sus fines. «Todo por la patria» sería una muestra de la sumisión del individuo a ese valor absoluto.
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