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Vive tu barrio

Rosario Cabrero

Implicarse en la asociación de vecinos y trabajar por la fraternidad en el barrio.
«Vivir por mi ciudad”, parece un lema, pero yo lo hago en la Asociación de Vecinos Vista Alegre de Córdoba. Actualmente soy la presidenta, y lo que me ha traído hasta aquí es querer entablar relaciones nuevas, con la fraternidad universal como objetivo. En la asociación realizamos diversas actividades y yo las afronto como un compromiso cristiano personal. En primer lugar, procuro escuchar a los demás, porque no siempre tenemos los mismos puntos de conexión. Y hay que saber escuchar con el alma abierta lo que Jesús me dice en el otro. No siempre es fácil, porque me supone esfuerzo y tener que perder en muchas ocasiones. Una vez se me ocurrió organizar una fiesta infantil con motivo del arreglo de una plaza. Nos reunimos con varios colectivos del barrio y con el Ayuntamiento para organizarla, y tuve que perder muchas de mis ideas para acoger las ideas de los otros. Pero la fiesta tuvo éxito, tanto que ya hemos llegado a la tercera edición de “Vive tu barrio”. Hubo tantos niños la primera vez, muchos de ellos acompañados de familiares, que los establecimientos del barrio y la Delegación de Participación Ciudadana del distrito nos subvencionan para que organicemos cada año esta fiesta. En estos tres años que la hemos hecho, las concejalas eran de partidos distintos, y todas nos han prestado su colaboración. Entiendo que tengo que amar a todos, sean del partido que sean. Me he dado cuenta de que, cuando sabes perder, y lo haces diciéndole a Jesús: lo hago por ti, las situaciones difíciles se resuelven. Las resuelve él. Hay unos jardines en el barrio que había que remodelar. Cuando el Ayuntamiento nos presentó el proyecto a la asociación para que lo conociéramos, otro grupo de personas planteó una remodelación distinta. Mantuve una reunión con estas personas para acercar posturas, pero no llegamos a un entendimiento. Luego me reuní con los responsables municipales de las obras y llegamos a la conclusión de que lo mejor era hacer una asamblea vecinal para estudiar juntos el proyecto, ya que el Ayuntamiento estaba dispuesto a hacer algunas modificaciones, pero queríamos que se tuvieran en cuenta las propuestas de todos. Todo esto me produjo bastante agitación y casi no me dejaba dormir, pues nunca antes había afrontado una situación como ésta: no sabes cuánta gente va a venir, ni en qué disposición, y, por supuesto, si estarán dispuestos a ceder en algo. No tenía paz interior suficiente como para afrontar esa asamblea, así que me fui a la iglesia y le pedí a Jesús que me diera la luz y la calma necesarias para saber llevar la situación, no con destreza humana, sino con el amor concreto de saber escuchar a todos. Las asambleas fueron difíciles porque había algunas personas un poco tozudas, pero todos cedimos en alguno de nuestros gustos. Hoy tenemos unos magníficos jardines de los que podemos disfrutar todos. El día que se abrieron al público, paseándome por ellos sentí una alegría que no sé expresar: toda esa belleza merecía el esfuerzo que habíamos hecho. Salvar con el diálogo los desencuentros no suele ser fácil y no siempre se consigue. A veces me siento sola pero no puedo dejarme llevar por el desánimo. Jesús también se sintió sólo y no siempre lo entendieron. Esto me da la fuerza para seguir adelante. Cuando redactamos algún escrito para el Ayuntamiento, lo hacemos sin acritud, con respeto. Y lo mismo cuando hacemos nuestro boletín informativo, procurando que el contenido sea positivo, hablando del trabajo que se ha realizado. Ello no quita que también digamos lo que las administraciones aún no nos han concedido, pero evitando los malos modos. La asociación organiza talleres para incentivar las relaciones entre las personas del barrio. Uno muy bonito lo hemos llamado “Rutas por las plazas”, que nos da a conocer la historia y leyenda de muchas de nuestras plazas y nos permite conocer otras realidades de la ciudad. Otro taller está siendo de fotografía digital, y ya llevamos tres cursos, dentro de un programa del Ayuntamiento “Trabajamos juntos para multiplicar resultados”. Los participantes no nos conocíamos de nada y gracias a la relación construida ha surgido un colectivo de fotografía, que ahora funciona con subvenciones de la Delegación de Participación Ciudadana. Así podemos compartir nuestra afición a la fotografía intercambiando y compartiendo experiencias, trabajos, habilidades y, lo más importante, construyendo relaciones de amistad para un mundo unido. Ésta es mi implicación en la asociación de vecinos, siempre guiada por las palabras de Jesús: “he venido a servir y no a ser servido”.



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