Gabi es un niño de siete años. Un día me contó que tenía un pedazo de estrella guardado en la nevera. Pensé que estaba mintiéndome:
–¿¡Cómo vas a tener un pedazo de estrella en la nevera!?, las estrellas son de fuego, si la metes en la nevera se apagará, y además se te calentará la coca-cola...
–¡No, no quema! La encontré en una excursión que hicimos con el cole a la sierra. Brillaba mucho, muchísimo. La recogí y la envolví en un pañuelo.
Continué preguntándole para descubrir hasta dónde podía llegar su imaginación:
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