Después de haber ilustrado a los cristianos de Roma sobre los grandes regalos que Dios ha hecho a la humanidad en Jesús y al donar el Espíritu, el apóstol Pablo indica cómo responder a la gracia recibida, sobre todo en las relaciones entre ellos y con todos.
Pablo invita a pasar desde un amor por quienes comparten la misma fe al amor evangélico, dirigido a todos los seres humanos, pues para los creyentes el amor no tiene fronteras ni se puede limitar a unos pocos.
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