Las migraciones son un tema recurrente. Es la cuestión en torno a la que se juega el futuro de Europa.
El futuro de gran parte de nuestro mundo europeo, y puede que de todo el planeta, se va a jugar en torno a las migraciones. El hecho de que en este preciso momento haya en el mundo más de sesenta millones de personas que se están trasladando por motivos bélicos, políticos o económicos (en el fondo poco importa en qué categoría metamos a los migrantes, pues se trata siempre de seres humanos en busca de una vida mejor) no puede dejarnos indiferentes. Por una parte, tantas imágenes de dolor han conseguido que mucha gente, demasiada, se acostumbre; por otra, un notable grupo de usuarios de los medios digitales han experimentado cómo les crecía en el corazón el sentido de humanidad y en el cerebro unas cuantas razones para ponerse del lado de los débiles.