El muy galardonado director de cine alemán de 73 años Wim Wenders demuestra estar en uno de sus mejores momentos de creación narrativa tras sus éxitos en la ficción, como es por ejemplo París, Texas (1984), o en el terreno del documental con Relámpago sobre el agua (1980). Ahora Wenders ha dirigido y co-escrito, junto a David Rosier, un elocuente documental biográfico que tiene por protagonista al papa Francisco, en el que el autor de ¡Tan lejos, tan cerca! (1993) hace las veces de narrador. La película se estrenará en cines españoles el 28 de septiembre y de la distribución comercial se encargará Universal.

 

El proyecto partió de la idea del prefecto de la Secretaría para la Comunicación, Mons. Dario Viganó, para hacer una película con el papa Francisco y no sobre él. Se trata, pues, de una particular co-producción con el Vaticano. La idea del papa y su mensaje son la parte central de esta película, que presenta su trabajo de reforma y las respuestas a las preguntas generales sobre la muerte, la justicia, la inmigración, la ecología, la desigualdad de riqueza, el materialismo y el papel de la familia. 

 

El filme arranca el 13 de marzo de 2013, cuando el cardenal de Buenos Aires, Jorge Mario Bergoglio, se convirtió en el pontífice número 266 de la Iglesia católica, el primer papa procedente de América del Sur, el primero del hemisferio sur y el primer jesuita en ser nombrado obispo de Roma. Y, sobre todo, es el primer papa que elige el nombre de Francisco, en honor a san Francisco de Asís (1181-1226), uno de los santos cristianos más venerados y un reformador que dedicó su vida a la Hermana Pobreza y a profesar su profundo amor por la naturaleza y todos los seres vivos de la Hermana Madre Tierra. 

 

Para Wenders este último hecho es muy importante, y por eso la cinta comienza con una larga toma de Asís, el pueblo italiano de donde era originario este santo, desde un ángulo alto realizada con la técnica de cámara rápida para transmitir lo que el cineasta considera que es la naturaleza atemporal del lugar.

 

Desde su origen, el proyecto nunca quiso limitarse a católicos y cristianos. Pretendía llegar a todo tipo de público, porque afronta preocupaciones planetarias. Wenders sabía que no quería hacer una película biográfica, un biopic, al uso sobre el nuevo papa. Y dado que le ofrecieron acceso directo al pontífice, Wenders pensó que debía brindarle al Santo Padre toda la plataforma de acción como modo de ponerle en contacto directo con quienes vieran la película. Suponía una inusual oportunidad para que el papa Francisco hablara con gente de todo el mundo sobre sus preocupaciones y problemas.

 

Durante gran parte del documental Wenders encuadra al Papa en un sencillo primer plano medio y lo invita a expresar lo que piensa. Con su rostro amable, mirada inteligente y sonrisa fácil, Francisco resulta un personaje amigable y cautivador. Las secciones de entrevistas son fascinantes y las partes que abordan los viajes del Papa, durante los cuales a menudo lava los pies de quienes conoce, son conmovedoras.

 

Así las cosas, podemos concluir que Wenders tiene la habilidad de estructurar muy bien la narración, que se sigue con gran interés, e incluir imágenes que tal vez desconozcan los espectadores. Un muy buen trabajo que solo podía causar efecto en manos de un artesano, en las de Wim Wenders, en concreto.