La respuesta no puede ser “unilateral”, es decir, que nacemos buenos pero que al crecer, la sociedad cambia nuestra propensión a la bondad. O, por el contrario, que nacemos malos, con un fuerte instinto agresivo que termina por manifestarse en violencia, conflictos y guerra.
Todas las escuelas psicoanalíticas invitan a reconocer y aceptar en la vida consciente (la mente consciente) esa parte sobre nosotros que desconocemos (la mente inconsciente) de manera que puedan dialogar para alcanzar la salud mental. El secreto está en aprender a observar los distintos estados de consciencia desde cierta distancia.
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