«Bueno es Yahvé para con todos, tierno con todas sus criaturas» (Sal 145, 9)
Este salmo es un canto de gloria para celebrar la realeza del Señor, que domina sobre toda la historia: es eterna y majestuosa, pero se expresa en la justicia y en la bondad, y se parece más a la cercanía de un padre que al poder de un dominador.