La actividad físico-deportiva tiene un claro potencial para el desarrollo educativo. En este sentido, el Código de Ética Deportiva (Consejo Superior de Deportes, 1997) valora el deporte como manifestación sociocultural capaz de mejorar el conocimiento y la relación entre personas de diferentes condiciones, pueblos y religiones. 

 

El sociólogo francés Pierre Bourdieu (1930-2002) considera que la actividad físico-deportiva es generadora de capital social porque fomenta redes de relaciones sociales, comunicación, amistad o compromiso social.

 

 

 

Sportmeet nace en 2002 con el propósito de desarrollar una cultura deportiva abierta, solidaria, creativa y constructiva, con el convencimiento de que la regla universal «haz a los demás lo que querrías que te hiciesen a ti» favorece la relación en el deporte a nivel personal, ciudadano, cultural, religioso y étnico. Se caracteriza por un constructivo diálogo en el que, por encima de cualquier iniciativa, prevalece una relación de reciprocidad. 

 

Bajo la insignia de Sportmeet se han llevado a cabo proyectos deportivos sociales, programas de formación, difusión de experiencias e investigación. También ha participado en la Mesa Redonda de Naciones Unidas en Ginebra (2005) y recibido varios galardones. Considerándolo un medio valioso para la formación de la persona, forman parte de Sportmeet profesionales de distinta índole: deportistas amateurs y profesionales, sociólogos, médicos, periodistas y profesores universitarios.

 

Una de sus realizaciones de mayor difusión internacional fue el programa educativo Sport4Peace, iniciado en 2004 en Austria con más de 20.000 jóvenes, posteriormente empleado para fomentar el fairplay en la Eurocopa de 2008 y difundido luego en varios países. En síntesis, el programa anima a poner en práctica 6 lemas (juega con todos, respeta las reglas, juega en equipo, juega para hacer amigos, juega siempre con alegría y alégrate con el que gana) y reflejar los logros en unos paneles denominados «anillos de oro».

Otro proyecto relacionado con Sportmeet, que trasciende lo meram

 ente deportivo, es el Run4unity, una marcha por la paz que anualmente se realiza en ciudades de muchos países. El programa, que dura una hora, culmina con un manifiesto por la paz. A modo de ejemplo, en Viena (Austria) 225 jóvenes de dieciséis países se reunieron para marcar 238 goles por Siria; y en Taiwán participó el vicepresidente Chen Chien-Jen.

 

 

 

Muchos estudios demuestran que el deporte no siempre es educativo. 

Es más, puede conducir a una deformación de la persona, llegando 

a comportamientos antideportivos. Numerosos organismos insisten en la necesidad del fairplay como principio moral que lleva al respeto y la deportividad. 

 

Sin embargo, esta medida muestra síntomas de debilidad y resulta insuficiente para darle al deporte la credibilidad que necesita. Ahora bien, en la medida en que el deportista interiorice y experimente que puede establecer una relación cordial con su oponente y considerarlo como un hermano, podrá llegar de forma natural a la gratuidad, la admiración o la empatía.

 

Hoy no solo resulta necesario hacer conscientes a deportistas y agentes sociales del potencial educativo que tiene el deporte, sino también mostrar métodos y recursos que guíen por ese camino. El programa de Responsabilidad Personal y Social y su aplicación al contexto español ha mostrado ser útil para la educación en valores a través del deporte. En esta misma línea, han surgido tentativas de recursos didácticos que hagan de los técnicos deportivos verdaderos especialistas en relaciones humanas.

 

A partir de una sincera relación de reciprocidad y hermandad, el fairplay es superado como principio moral. La competitividad deja de ser un problema y se da la mano con la deportividad. El deseo de ganar incluye la cortesía y la ayuda, lleva a adoptar una visión diferente del rival integrando valores como la admiración por el buen juego y, lo que es más complejo, logra adoptar una actitud honesta en todo momento.