Gobernar un país no es fácil; gobernar el mundo no está al alcance de nadie, pero es asequible a todos. Vivimos en un mundo económicamente global, pero política y socialmente fragmentado. Muchas voces están reclamando una especie de gobierno de alcance mundial.
Gobernar implica un sistema político, es decir, un conjunto de agentes, instituciones y organismos, y también creencias, valores y normas que hagan posible los procesos de decisión política. Si el mundo fuese un saco en el que se apretujasen sus elementos como una masa uniforme, se podría pensar en un poder regulador a nivel planetario; pero el mundo es enormemente local y diverso. Lo vemos incluso dentro de los mismos Estados.
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