Será porque siempre me ha gustado la música y respeto tanto la madera de una guitarra que no digo «toco la guitarra», sino «la dejo que toque».
Al terminar una actuación en un teatro con estilo de otra época, recorro el escenario para ver si me he dejado algo. De pronto ahí lo veo. Detrás de un gran acondicionador de aire se esconde un piano vertical. Con no poco esfuerzo consigo moverlo y examino sus teclas llenas de polvo. No veo la marca del fabricante y a primera vista no logro entender donde «ha nacido».
Leer más