El plátano parece un fruto hecho a propósito para el hombre...
El plátano parece un fruto hecho a propósito para el hombre. Procede de Asia, pero hoy está difundido en las zonas tropicales de todo el mundo y lo podemos encontrar en el mercado durante todo el año. El investigador Richard Dawking describió en un gracioso libro sus curiosas características: una forma ideal para la mano, indicadores externos del contenido (verde: demasiado inmaduro, amarillo: perfecto, negro: podrido), embalaje biodegradable, no se requiere cuchillo, tiene una forma adecuada a la boca y un sabor agradable.
En la planta los plátanos se forman en característicos racimos que pueden contar hasta con cien frutos. Los racimos se recogen con los plátanos completamente verdes y se depositan en cámaras frigoríficas. Una vez allí, se los deja madurar aumentando poco a poco la temperatura, a veces usando etileno para acelerar el proceso. A medida que se vuelve amarillo, disminuyen los taninos y el almidón se transforma en azúcares. Eso sí, tienen un sabor bien distinto del de los plátanos madurados en la planta.
Este fruto contiene muy poca agua, pero sí un alto porcentaje de carbohidratos (alrededor de un 20%), mucha fibra, abundante vitamina A, B y C, y además es rico en potasio, que es indispensable para el buen funcionamiento del sistema cardiovascular.
El plátano es energético y se aconseja a deportistas, asténicos y convalecientes. Se recomienda para combatir las diarreas infantiles y la delgadez obstinada. Se digiere con facilidad si está maduro, es decir, cuando la cáscara tiene manchas marrones.