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Familia a distancia

Leticia Grita

Hace cosa de un año trasladaron a mi marido a otra ciudad por motivos de trabajo. O lo tomaba o lo dejaba. Tenemos tres hijos, todos estudiando, y yo también trabajo...
Hace cosa de un año trasladaron a mi marido a otra ciudad por motivos de trabajo. O lo tomaba o lo dejaba. Tenemos tres hijos, todos estudiando, y yo también trabajo. ¿Cómo afrontar la dificultad de estar así toda la semana, solo oyéndonos por teléfono y sintiéndonos solos, y esperando a vernos sólo el sábado y el domingo? G. C. En tiempos de crisis un trabajo estable es de vital importancia para cualquier familia. En vuestro caso, el riesgo está en que disminuye el diálogo entre vosotros y con los hijos, lo cual incide en vuestra labor de educadores. Y eso no es ninguna broma para lo que consideramos normalidad. Se trata, pues, de encontrar un equilibrio aceptable dentro de la inevitable precariedad que la distancia impone. ¿Y si probarais a elaborar un pequeño «manual de supervivencia»? Sería útil incluso para quien se queda solo en casa por la noche. La primera riqueza de una familia no es el sueldo, si bien es necesario, sino la convivencia y la intimidad. Podéis utilizar las nuevas tecnologías, como conectarse por Skype, enviar mensajes por el móvil y todas las demás posibilidades que la modernidad ofrece para comunicarse en tiempo real. Además en esto los hijos se sentirán protagonistas. No podemos pretender que quien nos da trabajo comprenda todas nuestras necesidades familiares, pero sí que respete los derechos que se nos reconocen. No estaría de más fijar en la agenda varios momentos para revisar las líneas generales del «proyecto familiar», e incluso descender a los detalles. Por último, atención a las y los colegas simpáticos y comprensivos; mejor que perciban claros mensajes sobre vuestra fidelidad. Termino con una táctica de una familia “a distancia”: «En lugar de dejar para el sábado las compras y la limpieza, nos organizamos durante la semana, y así todo el fin de semana es para nosotros y para los amigos. Los lunes, cuando nos despedimos, nos queda la nostalgia de haber estado juntos».



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