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Más que una fiesta, una forma de vivir

Laura Sánchez Contreras

Hacia el Genfest
¡Este verano me voy a Budapest, al Genfest, del 31 de agosto al 2 de septiembre! Soy Laura y tengo 21 años. No se trata de una fiesta cualquiera, sino de una celebración con mucho fondo. Ya somos más de 12.000 los jóvenes inscritos de todas las partes del mundo. La finalidad de esta décima edición, titulada «Let’s Bridge» (Tendamos puentes), es que cada uno desde su ciudad y también allí pueda tender puentes entre personas, religiones y países para mejorar las relaciones y construir un mundo más unido. ¿Qué haremos? Desde Roma, donde un grupo de más de cincuenta jóvenes está preparando todo el programa, hemos recibido un pequeño guión en el que encontramos conciertos internacionales, un flashmob con todos los jóvenes que participen en el evento en uno de los puentes de la ciudad húngara, un programa lleno de coreografías, canciones y experiencias en el Arena de Budapest, y varias funciones religiosas y momentos de reflexión el domingo 2 de septiembre. Desde España, nos estamos preparando para ir unos 120 jóvenes de todas las regiones. Como es de imaginar no ha sido fácil, sobre todo a nivel económico, para financiar el viaje, y también el superar las reticencias al invitar a todos nuestros amigos. Personalmente, ha sido un reto precioso. Ya en el mes de septiembre empecé a hablarles a mis amigos de esta iniciativa, y aunque no todos podrán venir, ahora también sienten suyo este evento y se han unido al reto de tender puentes y relaciones aquí con los que tienen a su lado. En el ámbito económico, algunas amigas y yo hemos realizado distintas iniciativas para recaudar dinero, empezando por hacer bizcochos y café que vendíamos en los descansos de algunas reuniones y congresos. Después se nos ocurrió hacer trufas, monederos, marcapáginas y cuadernos. Ha sido una experiencia preciosa, ya que cada una aportaba su granito de arena. Quien podía nos compraba y quien no, nos ayudaba con la venta, ofreciéndolo en su oficina o trabajo. En otros países los jóvenes también se han movido. En Eslovaquia, por ejemplo, han ido por las parroquias anunciando e invitando a los jóvenes al Genfest. En una de ellas, el párroco les hizo mucha publicidad y por su 50 cumpleaños, pidió que no se le hiciesen regalos, sino que puso una caja con un cartel que decía que el dinero correspondiente al regalo que la gente le quisiera hacer se destinaría a ayudar a los jóvenes a ir al Genfest. Recogió 340 euros. Otro ejemplo. En Atlanta (EEUU) cogieron agua y detergente y se pusieron a lavar coches. Recogieron 317 dólares. Una persona les envió un mail porque quería donar 500 dólares para que un joven pudiese ir. Resulta que esa persona había participado en un Genfest y le cambió la vida. Todavía lo tiene muy presente. También se han hecho encuentros, actividades o convivencias para ir construyendo antes este espíritu de fraternidad que el Genfest lanzará al mundo. Así lo han hecho en Nigeria, Panamá, Tierra Santa o Austria. Yo estoy ansiosa de poder vivir esta experiencia tan grande, segura de que con nuestra aportación las personas podrán ver que el mundo unido por el que vivimos no es una utopía, sino una realidad ya palpable.



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